España. Grito jubiloso y prolongado con el que suelen finalizar algunos cantos populares de Murcia. F. Olmeda sostenía que en Burgos algunas melodías de ronda finalizaban con el relincho o relinchido, equivalente al ijujú o aturuxo de otras regiones. Existen varias interpretaciones: unos dicen que es un grito de desafío a los miembros de una ronda o simplemente un clamor de alegría al final de una canción o danza; otros afirman que es una válvula de escape de la voz que ha estado sujeta a ritmo y medida durante el canto. Se le adscribe un poder místico, capaz de abstraer de la realidad cotidiana en danzas orientales. El seguidor de Buda olvida el mundo con un sonido peculiar, su ¡om!, así también el antiguo sacerdote de Cibeles y el danzarín de Balí con su ¡huu! Por el contrario, el éxtasis de las danzas de saltos se expresa con gritos poderosos: en la danza prima (Asturias) el danzarín lanza su potente ¡hi-uuu-uuu! y en el schuhplattler bávaro, entre la música...